Todos estos procesos son responsabilidad del reloj interno
Es domingo temprano en la mañana y quieres seguir durmiendo hasta tarde, porque ese es un lujo que no te puedes dar en los días laborales.
A pesar de eso tu cuerpo te está avisando que es hora de despertar.
Muchas cosas influyen: la luz del sol que entra por la ventana, tu metabolismo que se activa puntualmente todos los días y tu cerebro que empieza a trabajar.
Todos estos procesos son responsabilidad del reloj interno, que no solo define con precisión cuándo es el momento para despertar o dormir, sino otras funciones importantes como los niveles hormonales, la temperatura corporal, el humor y el comportamiento.
Las investigaciones de Hall, Rosbash y Young
En 1984, el trío de investigadores, cada uno por su parte, utilizó moscas de la fruta como modelo para tratar de comprender cómo los ritmos biológicos de estos animales se sincronizaban con las vueltas del planeta. Lo que hicieron entonces fue aislar el gen que controla el ritmo biológico normal de los organismos vivos y encontraron que tal gen codifica una proteína llamada PER, que se acumula durante la noche y se degrada en el día. Esa es la base de los ritmos circadianos. Ese hallazgo les permitió "dar un vistazo a nuestro reloj biológico y dilucidar su funcionamiento interno", según explica el comité.
Los investigadores también identificaron más componentes de ese cronómetro interno y determinaron que también funcionaba en seres humanos y plantas. De esa manera, hoy en día podemos conocer que gran parte de nuestros genes están regulados por tal sincronía biológica.
Todo esto significa que el organismo se sincroniza en ciclos de aproximadamente 24 horas, como la rotación diaria del planeta.
Esto hace que en la noche, con la ausencia de luz nos dé sueño y que cuando aparecen los rayos del sol, permanezcamos despiertos y activos; que a las 6 de la mañana haya un incremento de la presión sanguínea; que el estado más activo sea alrededor de las 10 de la mañana; que la mejor hora para hacer ejercicio sea las 5 de la tarde porque el organismo está dispuesto con mayor fuerza muscular y que en la noche no sea bueno consumir alimentos pesados porque los movimientos intestinales son más lentos.
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